Universidad
Alfonso Reyes
Unidad la Fe
Licenciatura en Formación Infantil
Fisiología del ser humano
Maestra:
Martha Isabel Martínez Valdés
Ensayo: Sexualidad en
la infancia
Alumna:
Maricela Rodríguez López
Matricula:
F-3132
3er tetra “matutino
San
Nicolás de los Garza, 19 de marzo de 2013.
INTRODUCCIÓN
En este tema hablaremos sobre la
sexualidad en la infancia, en donde es importante que los niños estén
orientados primeramente de sus padres y de su escuela sobre el desarrollo de
una educación sexual.
El
descubrimiento de la sexualidad infantil proviene del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, quien observó de manera científica que los niños mostraban conductas sexuales ya desde
recién nacidos, pues su primer deseo es provocado por la necesidad, o sea por
el deseo del hambre que estará relacionado inevitablemente con la lactancia y el contacto con la madre. La mayoría de
especialistas, sexólogos, psicólogos y demás coinciden hoy en día en que el
niño es tan sexual como cualquier adulto, aunque claro existen varias
diferencias.
El
niño utiliza su sexualidad, no sólo como fuente de placer, sino que también
como fuente de conocimiento. Es un medio para comprender el mundo, para divertirse, para
relacionarse, para conocerse a sí mismo y conocer a los demás. Las etapas de desarrollo del niño son muy diversas y complejas,
pero se puede decir a grandes rasgos que antes de los cinco años las conductas
relacionadas con la sexualidad son el mamar, el chupar, el querer percibir todo
con la boca, bailar, abrazarse, tener objetos de textura suave, e
inconscientemente manejan cierto placer con la actividad de higiene y limpieza a la que son sometidos
comúnmente por la madre.
De los cuatro
años en adelante, el niño tendrá mayor curiosidad por las zonas genitales y
buscará compararse a sí mismo con otros niños e incluso con adultos.
Después de los
seis años, el niño comenzará una actitud más activa,
entrará en contacto con otros niños o niñas, y es posible que se den juegos oro
genitales, imitación de posturas sexuales, y además estarán en su etapa anal,
pues el niño descubrió casi al nacer que la excreción de las heces le producía
placer. Más adelante, los niños empiezan a definir sus límites es ahí donde
empiezan las diferencias, los hombrecitos juegan sólo con hombrecitos y las
mujercitas igual, por lo que establecen evidentemente una frontera entre lo que
es ser mujer y lo que es ser hombre. A partir de los nueve años, el niño sabrá
que el sexo se encuentra
rodeado de secretos, por lo que así lo tratará en grupo, pero sólo con
los amigos más íntimos, se inicia la masturbación a veces incluso grupal y las competencias en torno a la
sexualidad y al desarrollo de los genitales.
El desarrollo de
la sexualidad humana empieza con el contacto físico, cuando los bebés son
sujetos y acariciados. Eso es necesario y natural que ocurra. No se debe privar
al bebé de contactos corporales. Es necesario reconocer al niño como ser
sexuado, en relación consigo mismo y con otros, para que se construya una identidad sexual
propia. La sexualidad infantil es una de las puertas por la cual el niño
desarrolla su personalidad y sus
relaciones con la afectividad.
La sexualidad es
una cosa natural en los seres humanos, una función como tantas otras, como
comer, caminar, leer, estudiar, etc. Y como tal, debe ser un tema tratado con
naturalidad, honestidad, cariño, y
teniendo su propio espacio dentro del proceso educacional del niño.
Los caminos que
llevan al conocimiento de su propio cuerpo, de sus sensaciones, etc., no
siempre son los más adecuados para los niños. Hoy día, las interferencias en
este proceso de aprendizaje hacen con que
el niño esté, cada vez más expuesto a unas manifestaciones severas, y en muchos
casos incomprensibles, de la sexualidad. El culto a la belleza, al físico y la
seducción, en los medios de comunicación, no distinguen la edad de su público. Hay un abuso de las
manifestaciones sexuales, al cual los niños están indiscriminadamente
expuestos. Los contenidos sexuales pueden acelerar las manifestaciones de los
niños en el tema de la sexualidad, considerando que ellos aprenden imitando lo
que ven de sus padres, de la televisión,
out-doors, de bailes y ropas eróticas de moda, etc. Las malas
influencias conceden nociones equivocadas y perjudiciales al niño. De una forma
general lo único que puede evitar estas malas interferencias es la familia. Son los
adultos, los padres, que deben ejercer el papel de filtro de las informaciones.
Es
necesario crear y mantener un canal abierto de comunicación con los hijos, espacios de discusión e de intervención sobre
lo que es correcto y lo que no, relacionados a todos los temas, y en especial a
la sexualidad. Es conveniente vigilar de
muy cerca el entorno y las actividades del niño, para orientarle cuando crea
necesario. En la medida de lo posible, no se debe perder ninguna oportunidad
para entablar conversación sobre sus dudas, intereses, etc. Siempre es
útil en los menores ayudarse con todo tipo de gráficos o dibujos, ayuda mucho en la pedagogía el escuchar y ver para captar mejor
el mensaje.
Sugerencias:
- Apoyo psicológico a cada uno de los alumnos.
- Implementar programas en el que se enfoquen otros temas.
- Facilitar la información y de hacerlo vigilar que sea la
adecuada.
- Realizar programas en los que se presenten estos temas a
otros alumnos de la escuela.
- Informar a los padres de familia acerca de estos temas.
- Pedir apoyo de los padres que platiquen más de estos temas con sus hijos.
CONCLUSIÓN
La educación sexual es
primordial desde la infancia, para asegurar la transmisión de conocimientos
sobre la sexualidad, promover actitudes responsables, prevenir involucrados con
la salud general, sexual y reproductiva y procurar igualdad de trato y
oportunidades para ambos sexos.
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